¡Corre, corre, corre! Pero no te tropieces...[Priv]

En cuanto una gota calló en la puntita de su delgada nariz, dirigió la vista al cielo. Antes de que pudiera fijarse en eso, estaba completamente oscuro y cada tanto brillaba a lo lejos un relámpago, primero a sus espaldas, luego a la derecha, luego a la izquierda y nuevamente a la derecha.

Se detuvo en su sitio y alzó las manos, pronto comenzarían a caer más gotas y ella se terminaría empapando. No le importó. Luego de un par de quejiditos, se colocó la gorra de la campera que llevaba puesta (una de las pocas prendas que se había traído de su hogar) y siguió trotando por la extensa pista, intentando ignorar por completo la existencia de esa lluvia y poder completar así los metros que le faltan.

-Solo dos vueltas más -se repetía, una y otra vez. Estaba completamente decidida, en eso si se volvía testaruda. Si en un principio se encontraba completamente sola, ahora con esa posible tormenta todavía más. Habían pasado dos horas del final de la jornada de clases y quería aprovechar la ausencia de exámenes para entrenarse físicamente y ganar algo de delantera respecto a otras alumnas de teatro. No es que se pusieran a competir o algo por el estilo, pero a algún lado tenían que irse todas aquellas cosas que comían -bueno, en realidad ese no era su verdadero interés.

Con sus cabellos saliéndose por los costados de su campera, miró a sus alrededores un segundo y siguió trotando, aminorando la marcha debido a que el barro que se formaba debajo de ella le dificultaba corre -y vaya que sí era rápida.

A veces ese barro se volvía demasiado complicado y podía constituir una trampa para cualquiera. El tobillo de Aeri se torció a un lado y con él, todo el cuerpo de la jovencita francesa.
-¡AaahAhahaha! -exclamaba haciendo de alguna manera malabares con los brazos, esperando recuperar el equilibrio para no caerse, pero fue inminente.
El lado derecho de su cuerpo cayó en el barro, que por debajo de lo blando, seguía conservando una base dura, el golpe le dolío.
-Au au au... Esto parece una conspiración climática... -dijo mirándose el talón. Moverse le dolía, y mucho. Ahora se encontraba completamente sola y prácticamente cubierta de barro.

Un día común en el gimnasio de la escuela, en verdad que me gustaba aquel lugar ya que no tenia que pagar por mes para poder usar los aparatos de ejercicio, con cierta rutina que a veces ni te ayudaba para nada por que los instructores eran unos buenos para nada, en cambio aquí yo podía elegir mi propia rutina y venir al lugar cada que se me antojara.

El noticiero de la manana, había pronosticado lluvia para la tarde, aunque no le tome mucha importancia, por lo que enseguida fui directo al gimnasio. Me había pasado la mayoría de la tarde en el, a estas alturas ya estaba completamente puerca, en relación a sudor y cansada me dolían los músculos. A pesar de estar llena de sudor, el olor que emanaba mi cuerpo era bastante suave, incluso delicioso para aquellos que gustaban de mujeres, por lo que en mi vida me había preocupado por ello. Un escandaloso trueno retumbo en las paredes del gimnasio, lo que me hizo detener aquella pesada rutina que me había puesto, decidiendo que era mejor ir a las duchas y luego por algo de comer, tome mis cosas y me dirigí a la salida, el tramo seria largo ya que tenia que cruzar la pista para llegar al edificio.

Al abrir la puerta note que no estaba muy fuerte la lluvia por lo que camine tranquila, pero al llegar a la pista el agua se dejo caer en abundancia estúpida tormenta eléctrica.... dije en voz alta tapándome los oídos al escuchar como un trueno retumbaba, para después girar mi rostro hacia la pista la lograr ver algo de movimiento en esta, a pesar de que era difícil por la fuerza y rapidez de la lluvia, a parte del aire. Me acerque corriendo hasta el lugar y note que había una alumna en el suelo demonios... dije por lo bajo corriendo mas rápido hasta llegar al lado de la persona esta bien damita? a simple vista no note bien a la chica, mi flequillo mojado se pegaba en mi rostro y mis ojos, pero por lo que veía se tomaba un pie.