Descansando los oidos (Libre)

Ese día me había levantado de muy buen humor y estuve todo el día radiante según lo que me habían dicho las personas que me encontraba aunque aun no conocía a casi nadie así que aprovechando de que estaba de lo más feliz sin razón me fui a un karaoke y le pregunte al dependiente si podía tocar algo y después de su respuesta positiva termine tocando de 6:00 pm a 11:00 pm y habían sido muy amables conmigo, me habían dado muchas bebidas no-alcohólicas y bastantes helados de chocolate así que cuando me fui estaba realmente feliz pero mis oídos estaban zumbando por todo el ruido que había por allí, me sentía como una gran estrella y guarde en el bolsillo de mi abrigo el papel que me dieron para que fuera alguna otra vez.

Sin saber muy bien como termine frente a la entrada de un bosque y ya estaba muy oscuro y decidí aprovechar mi suerte y adentrarme en él y luego de 15 minutos de estar caminando note como mi suerte se había agotado puesto que me había perdido, me había enojado con migo misma por no haber pensado en volver y preguntar la dirección de la academia, puse mis manos en los bolsillos de mi abrigo y patee con fuerza un árbol dejando el lugar que había pateado privado de corteza y me detuve después de caminar mucho y apoye mi espalda en un árbol viendo que me estaba perdiendo mas y me puse a pensar:

"Gran idea Alice, solo a ti se te ocurre entrar en un bosque que no conoces de nada y perderte, ahora a ver cómo le haces para salir de aquí antes de que las clases de la mañana comiencen..."

Después de pensar en eso me quede mirando el suelo pensando en cómo le haría de verdad para salirme de esa situación mientras que de mis oídos desaparecía aquel molesto zumbido permitiéndome escuchar con claridad lo que había a mi alrededor.

Sinceramente jamás me había considerado una persona ni social, ni normal. Las personas que me habían enviado a la institución la cual estaba cursando como una chica nueva, era de lo más divertida para mi. Muchas personas quien podría lastimar como no, algunas las cuales podría seguramente hacer desastres, me sentía como una pequeña demonio. El simple hecho de pensar dañar a alguien hasta casi la muerte, o causarle tal, me daba una gran satisfacción, la sangre era algo que me hacía enloquecer hasta casi perder la conciencia, pero hoy, no era el caso. A pesar de todo, tenía que dar na "buena impresión" como solían decirme, pero la verdad es que no sabía como hacerlo. Mis palabras la mayoría de las veces solo terminaban siendo golpes duros a la mente, algo que comúnmente se lo llamaría como "chica sincera" o "sin filtro".

La noche se presentaba tranquila para mí, y como "bicho raro", siempre me iba a caminar y a explorar la zona, algo que me parecía totalmente normal. La poca luz que estaba por el lugar no me molestaba, de hecho, la oscuridad era algo que generalmente me agradaba, se podría decir que era un poco "demoníaca".

Mis pies se toparon con un bosque algo llamativo, extenso y espeso por ciertas partes, y como toda joven curiosa y aventurera, me atreví a trotar con una gran sonrisa ya dentro del lugar. El viento iba despeinándome un poco el flequillo, y tiraba algunos mechones hacia atrás. De vez en cuando me agachaba y me movía con rapidez esquivando ramas, y el trote se volvió una carrera contra el tiempo, algo que disfrutaba muchísimo, la velocidad.

- ¡Esto es excelente! - grité a los cuatro vientos, sin que me importe absolutamente nada.

Sentía como iba cada vez más rápido, la adrenalina comenzó a esparcirse por todo mi cuerpo. Me sentía... libre. El paso se me cortó cuando por estupidez propia, tropecé y casi literalmente salí volando por los aires, viendo el cielo para luego ver mis pies, y luego el cielo otra vez, y terminar con en el mundo del revés. Atontada y todo, me reí a carcajadas de la situación y me quedé tendida en el piso disfrutando el cielo. Estar sola era lo más para mí, ¿qué mejor estar sola que mal acompañada?

Después de estar un rato pensando en cómo salir de la situación escuche unos pasos que hacían que la tierra y las hojas secas revelaran sonoramente la ubicación de la persona que se acercaba, trate de no hacer ruido mientras buscaba la fuente de tanto sonido y en medio de la búsqueda mire a una chica salir disparada en el aire con dirección contraria a la mía, la mire confundida algunos segundos mientras la veía carcajearse, la verdad no era de lo más normal pero eso quería decir que no sería aburrida, me acerque a ella con paso precavido y sin hacer ruido y pensé:

"¿Cuánto tiempo puede pasar hasta que se dé cuenta de mi presencia?"

Me aleje de ella sin perderla de vista utilizando los arboles para ocultarme y sonreía pensando que mi suerte aun no me había abandonado, me asegure de estar fura de su rango de visión y ocultándome con los árboles, arbustos y otras plantas me cuide de que no hacer ningún ruido tonto que me delatara y me quede "detrás" de ella agachada y le pregunte:

-Menudo vuelo, por un momento pensé que despegarías como un avión jijiji... ¿Estás bien?-

Después de breves segundos me levante, le di una vuelta hasta queda enfrente de ella y le extendí mi mano derecha para ayudarla a levantarse, con la sonrisa que había esbozado todo el día.

Las estrellas se veían grandiosas. Algunas eran enormes, otras, seguían como siempre, la verdad es que la vida nocturna me encantaba, y no lo digo por el hecho de salir a bailar y esas cosas de "niña adolescente normal", si no más bien, por la infinidad de cosas que uno podía hacer fuera de la ciudad. El estar en contacto con la tierra, las hojas, el viento fresco y puro, simplemente me hacía tranquilizar mi lado "salvaje" y asesino.

Unos pasos ligeros hicieron que yo caiga de vuelta a la realidad, algo que realmente hizo que mi sonrisa se volviera una simple raya, y mi rostro se volvió tan serio y frío como siempre. La voz de la persona no era para nada una amenaza, sonaba amistosa de hecho, pero ¿por qué demonios me estaba hablando? Oh cierto. Había salido disparada después de haber tropezado con una estúpida rama seguramente.

Me senté y miré un poco mi cuerpo. Genial. Un corte en la rodilla. La sangre se ve que ya estaba saliendo hace unos minutos, por lo tanto, en vez de solamente estar manchada por un solo lugar, me encontraba con la mitad del gemelo más la parte lastimada con ese color rojizo y hermoso que yo siempre había amado. Suspiré y miré a la niña que se acercó hasta mi con amabilidad estirándome su mano.

- Si, estoy bien... - dije con amargura y levantándome, la verdad es que necesitaba seguramente ir a comprar unas gasas y algún desinfectante, o simplemente ir a la enfermería, cosa que odiaba.

Me apoyé lo más rápido que pude contra un árbol, si bien el dolor era algo que me gustaba a medias y estar con una desconocida algo lejos del instituto, no soportaba el hecho de mostrar "debilidad". Tampoco es que me consideraba la señorita más fuerte del mundo, todos tienen su límite, pero era un poco orgullosa y por lo general, no aceptaba ayuda de nadie, menos de alguien que no conociese.

Miré a la niña con una expresión poco agradable, en cualquier momento pareciera que me iba a convertir en algún monstruo o algo similar, y luego miré la herida, la cual parecía no cicatrizar jamás. Fruncí el ceño y saque una tijera de entre mi ropa, corte parte de mi manga, haciendo una tira larga y luego la puse sobre la herida, envolviéndola casi perfectamente como lo haría un médico normal. Yo no sabía quien era, pero por las dudas, mis tijeras internas estaban listas todo el tiempo para enfrentarse a lo que sea. La miré una vez más antes de probar mi rodilla con mala cara.

Esa chica después de responderme puso cara de pocos amigos y a mi parecer parecía estarse transmutando de alguna manera, la verdad es que al parecer le caía mal aunque era una extraña en lo profundo de un bosque así que era normal que desconfiara de mí, no sabía muy bien cómo reaccionar así que simplemente me estire estirando mis brazos al cielo, después de relajarme con el pequeño estiramiento la mire algo preocupada y le pregunte:

-Disculpa, ¿Necesitas ayuda para caminar?-después hice una leve pausa recordando mi propia situaciónEsto... ¿Tú conoces bien este bosque? Yo he estado perdida un buen rato...-

Después de exponer mi punto de vista me fui tranquilamente a sentarme recostándome en un árbol cruzando las piernas mientras no le quitaba los ojos de encima, si ella conocía como volver a la calle la seguiría hasta el fin del mundo y si no al menos no pasaría la noche sola buscando como salir de esa situación.

Casi de inmediato me acorde de una canción con mucho ritmo que había tocado en el karaoke y comencé a mover mi cuerpo de lado a lado imitando el ritmo de aquella canción, me estaba olvidando del problema de la situación y estaba comenzando a desviar mi mirada hacia cualquier parte y poco a poco comenzaba a cerrar mis ojos tarareando la canción por lo bajo.

- Si, conozco bien el lugar y los alrededores... -dije molesta por la rodilla, realmente tengo que a la enfermería. No había mucho que hacer por aquí si no se conocía, pero yo, como perfecta personita que se escapa de las clases y del instituto por las noches, conocía muchos lugares casi de memoria.

Miré el cielo una vez más, deseando estar entre todas esas estrellas y que mi pareja sea la hermosa luna, pero no, me tocaba vivir esta realidad y este mundo. Baje la vista hasta la niña la cual tenía una linda voz a pesar de que solo estaba tarareando. Parecía venir de una fiesta o algo similar, tal vez cantaba porque tenía ganas, pero por la manera en la que movía su cuerpo con los ojos cerrados, parecía estar dando un espectáculo mental.

Comencé a caminar con ayuda de los árboles, a veces hasta con la pierna que estaba bien, saltando con un pie de a poco si el tramo era un poco difícil para la otra. Miré mi rodilla vendada, había una gran marca de sangre por sobre el vendaje inventado con mi ropa. Me ardía, molestaba. Mi cara no podía ser de peor humor, ¿Qué se supone que haga con una chica a la cual desconozco totalmente, con una rodilla lastimada y a minutos del instituto? Suspiré con enojo y continué el camino.

- Malditas ramas que hacen que uno se lastime, las cortare a todas, hijas de ... - entre otras cosas más, musitaba en voz baja. Sólo quería llegar y tomar uno de esos ricos licuados para cuando me revisen la rodilla.

Abrí mis ojos rápidamente para hacer saber que le prestaba atención y solo pude asentir con la cabeza ante su respuesta, a mire fijamente pues se nota que de verdad tenía algo grave en la pierna en la que se había vendado, me levante y me acerque lentamente para ver su podía ayudarle pero su insulto casi me ahuyentaba, después de dar un paso atrás cogí aire y con expresión serena me acerque a ella sin decir nada, me puse del lado en donde tenía la pierna lastimada, agarre su brazo y lo puse sobre mis hombros para servirle de apoyo pensando según el dicho "Más vale pedir perdón que permiso". Justo después de intentar ayudarla le sonreí en una forma muy segura y le dije:

-Tratando de ir así sola no iras a ninguna parte... Literalmente no iras a ninguna parte y te tomara toda la noche salir de aquí, déjame que te ayude y así las dos salimos muy rápido ¿Ok?-

Después de eso bostece sonoramente y así notándose mi aliento a helado y si se olía con cuidado podía notarse todo lo que había comido esa noche lo cual fue muchos helados de vainilla y chocolate cuyo aroma era suavizado por la cantidad de agua que había bebido lo cual en conjunto formaba a mi parecer un olor no repulsivo y hasta un poco agradable, sentí como una brisa algo fuerte atravesaba todo el bosque lo cual me refrescaba de sobremanera, sacudí mi cabeza y voltee a verla desde muy de cerca y le comente:

-Bueno, tu eres la que sabe por dónde ir, indícame por donde debemos ir para que no tengamos otro tropiezo y terminemos peor ¿Vale?-

- No me subestime de mi capacidad, señorita que huele a dulce... - dije mirando hacia el frente con cara de seriedad mezclado con algo de dolor. Como pensaba, esta chica estaba perdida, y al yo no poder hacer nada, solamente continué caminando apoyándome de su brazo y espalda - Solo tenemos que seguir un tramo un poco extenso hacia el frente y luego girar un poco a la izquierda - realmente nos esperaba un viaje, porque claro, corriendo yo no me dí cuenta.

Miré un poco el cielo, esas estrellas tan lindas seguían igual. Algo de viento se levantó y me despeine un poco el flequillo. Las hojas hacían carreras para ver quien iba más lejos por el suelo lleno de ramas y tierra. Algunos pájaros se podían escuchar ¿Cuanto tiempo había pasado ya? Preferí no saberlo. Cuanto menos sabía del tiempo y de la hora, mejor. Esas eran cosas que siempre arruinaban mi...

Observé de reojo a la niña y luego mis pies, a ver si había algún desnivel o roca. Todo este cuidado por haber tropezado con alguna cosa, que estupidez, y no pude evitar hacer una mueca de incomodidad en el momento por haber pensado eso. Luego levanté la vista para ver por donde íbamos, al cual parecer, era el camino correcto.

No pude evitar reírme cuando me llamo "señorita que huele a dulce" porque era verdad, comencé a caminar ayudándola y cuidando que no perdiera el equilibrio y mirando al suelo por si había algo que nos hiciera estrellarnos contra este, esperaba estar caminando por el camino correcto puesto que yo lo veía de manera muy diferente a como lo había dicho ella, para mí era un camino de al menos media hora, suspire levemente al ver que el camino parecía no cortarse en ningún momento y para detener el silencio incomodo que parecía haberse formado le dije en un tono animado tratando de ser agradable:

-Amm... No me he presentado. Mi nombre es Alice Blaw, estudio música instrumental en la Academia Lovellia... Y ¿Cuál es tu nombre?-

Mis ojos comenzaban a acostumbrarse a la oscuridad y podía ver casi claramente los pequeños animales como ardillas y conejitos que pasaban a nuestro alrededor buscando comida entre otras cosas, mi vista a ratos se fijaba en los conejos puesto que me gustaban mucho y si no estuviera ayudando a esta chica a caminar seguro ahora mismo tendría uno de esos conejos entre mis brazos aunque lo más seguro es que me mordieran, mire la distancia recorrida y debía ser aproximadamente 6 metros y me sorprendí de lo rápido que íbamos en mi opinión.

La niña comenzó a hablar otra vez. No era que me disgustaba, pero, en estos momentos estaba más concentrada en mi rodilla que en lo que decía, por lo que respondí un tanto cortante.

- Soy Maddison, y estudio danza... - decía mientras miraba alrededor, como algunos bichitos de la naturaleza salían curiosos.

Seguramente, si no me hubiese lastimado, ahora estaría luchando contra un oso o algo similar, algo que me sacó una sonrisa. Las luchas no eran una obsesión, pero si me gustaban mucho, creía que era porque estaba acostumbrada a meterme en líos, pero traté de no darle mucha importancia a esto último. Miré la hora, y luego por donde íbamos. Estábamos lejísimos, y probablemente, tardaríamos un buen rato en llegar.

- Estamos yendo demasiado lento... - dije en voz baja, pensando en alto.

Podía crear dos tijeras masomenos de mi altura y usarlas como muletas... Pero, no podía mostrarlo como si nada en frente de esta chica. Entrecerré los ojos pensativa y con una expresión de disgusto y luego suspiré. ¿Cuanto tiempo ibamos a estar caminando?

La mire algo sarcástica después de su comentario, íbamos todo lo rápido que por lo menos ella podía ir sin partirse la pierna en dos, decidí guardarme la mayoría de mis comentarios pero a final de cuentas no pude evitar dar a conocer un comentario sarcástico el cual dije sin apresurarme mucho:

-Bueno, si vamos muy lento podemos usar la motoneta que escondo bajo mi manga, o tal vez el helicóptero que escondo debajo de mi falda-Dejando el sarcasmo y volviendo al plano real-O me puedes dejar cargarte que soy muy buena corriendo-

Seguí caminando un rato mas y comenzaba a aburrirme mucho y me acorde de una de las canciones que había tocado en aquel karaoke pero en este momento no tenia ningún instrumento a la mano así que a pesar de que no me gustara mucho cantar esta vez iba a hacerlo para no quedarme dormida caminando, el azúcar estaba comenzando a abandonar mi cuerpo así que comenzaba a canta a capela a nadie en especifico solo a quien se molestara en escucharme.

La cancion:

- No voy a dejar que me cargues, que eres? Una mula? - y me reí un poco.

La verdad es que no me importaba caminar mucho, me importaba más si mi rodilla se llegase a golpear de vuelta, cosa que esperaba que no sucediese. Suspiré y me quedé tranquila al escucharla cantar. La verdad es que tenía una muy bonita voz, era profunda, pacífica, casi perfecta, y digo casi porque no sabía con exactitud que era eso que le faltaba. Por ahí era perfecta y tan solo no tenía mis oídos completamente en ella. Me agradaba la niña, no era una pendeja molesta para nada, y además... estaba siendo amable.

- Tenes... un voz muy linda... - dije sincera y con una sonrisa.

Nunca hubo muchas personas en general a mi alrededor, pero las pocas que hubo, siempre hacían o tenían ese algo, para tranquilizarme o hacerme entrar en razón y confianza, tal vez... ella era una de esas. Pero no podía confiarme, todavía no la conocía.

- Creo que falta como media hora aún... -dije mirando el camino, y a lo lejos, se veía el final del bosque.

Suspire de pereza al escucharla decir que aun no faltaría mucho para llegar a nuestro destino, sinceramente pensé en seguir recto mi camino y dejarla allí pero mi moral no me lo permitió, ya no sabia que hacer para pasar el rato, solo miraba a la chica a mi lado de arriba a abajo para ver como se encontraba, no la veía del todo mal y mientras caminábamos dije:

-Oye... Estaremos un buen rato caminando como acabas de decir.... ¿Tienes algo interesante que contar? Lo que sea...

Después de mi pregunta seguimos caminando tal vez en una velocidad algo superior, miraba a todas partes, prácticamente nada a un radio de 100 metros se movía sin que yo lo supiera, solo había animales y arboles, vi como pasábamos al lado de un árbol con una parte de la corteza rasgada, seguro era el que yo patee, me alegre al conocer que tal vez íbamos por el camino correcto, tratando de romper el silencio incomodo le dije:

-Pues... La verdad yo estoy aquí por perderme... Estaba tocando música en un karaoke en la ciudad por extraño que parezca y tratando de volver a la academia entre al bosque.... Y aquí me tienes...

- ¿Karaoke? No sabía que cantabas en esos lugares... seguramente tienes muchos clientes con la voz que tienes... - dije para continuarle la charla, si ibamos a estar rato caminando por este bosque, solitario y algo turbio, teníamos que hablar de algo. Además, que iba a contarle yo? ¿qué creaba tijeras? No había manera alguna de que le dijera eso. Me limité a caminar como podía, deseando tirarme en mi cama y morir allí feliz, forma dramática de decir que estaba con ganas de nada.

- ¿Qué puedo decirte de interesante? - dije con mi actitud de hielo con personas que no conozco, de mala manera, toda una antipática - Yo la verdad, ando aquí porque odio dormir... - dije para tratar de no sonar tan mala.

Y era verdad, no podía dormir, siempre me traían malos sueños y terminaba todo en caos, destrucción y muerte.