Qué respetable... {Libre

Ella no quería estar en una biblioteca vacía, en realidad. Ella habría preferido estar dentr de un salón, concurrido, dando clases a muchas personas, que en esa academia sólo serían muchachas jóvenes. Y bonitas. En cambio tenía que estar rodeada de libros, hermosos sí, pero que no hablan. ¿Y porqué? Bueno, por ella. No era buena con las personas, o eso creían las personas de ella.

No ofrecía un aspecto muy profesional allí tirada sobre su escritorio, silenciosa y con la vista fija en ningún sitio. Ojalá entrara alguien por esa puerta grande, la de la entrada a la biblioteca… pero no estaba segura de que fuera a pasar. A veces venían muchas personas en un mismo momento. A veces no venía nadie. ¿Era época de exámenes? Eso habría ayudado, pero no sabía si la era o no.

Se aburría demasiado, pero intentó convencerse de intentar hacer a aquella una jornada un poquitín más interesante. Se enderezó en su asiento y miró hacia su computadora, en donde llevaba el registro de los libros que poseía la biblioteca, los préstamos y otro tanto de cosas. Ninguna bibliotecaria que se respete se pone a jugar al solitario cuando está “aburrida”, pero es que ella tampoco se hacía respetar mucho que digamos.

¿Cómo era posible que hubiera perdido su partida? No podía ser, si había calculado fríamente sus movimientos… Ni modo, siempre podría jugar de nuevo. Sus sentidos se aguzaron de pronto, como si se tratara de un perro o criatura similar. Alguien había abierto la puerta de la biblioteca, y entraba. Le clavó la mirada a la visitante, una chica que sujetaba un jugo en su mano.

La escuchó atentamente, pues ese era su trabajo: escuchar y no decir nada. Ángeles, demonios, vampiros… Había montones de novelas actuales con esa temática, pero en lo personal ellas las detestaba. ¿En serio tenía que recomendarle algo de eso, como si a ella le gustara? A veces odiaba su trabajo. Aunque… de pronto recordó un clásico de clásicos, de vampiros que quizás podría convencerla de leer. Y no se trataba de Drácula, era aún mejor.

–¿Has oído hablar de Carmilla? –le dijo con los ojos brillantes y una de sus sonrisas. No estaba segura de que fuera adecuado el que se lo sugiriera, parecía un poco joven, pero de todas formas ya se sabía cómo eran los jóvenes de hoy– Es sobre una muchacha adinerada, de hace mucho tiempo atrás, que vivía en un castillo con su padre. Un día una joven de su edad comienza a vivir con ellos; la joven es… extraña –dijo con una risa; era una vampiresa, desde luego–. Y desea seducir a nuestra otra joven para conseguir su sangre. ¿Qué te parece? ¿O buscas algo más actual? –le dijo con una sonrisa servicial, de esas que se ensayan frente a espejos.

No pudo evitar suspirar de un modo demasiado exagerado para una bibliotecaria cuando la vio negar, no, no conocía a Carmilla. Sin embargo se esperanzó cuando volvió a oírla hablar: al parecer había logrado sembrar algo de interés en ella y preguntaba si el libro estaría allí o no.

-¡Claro! –le dijo enérgica; de pronto había entrado en su faceta agradable-. De seguro… -pero de pronto su ánimo se fue desinflando. ¿Estaba segura de que allí estaría? Algunas bibliotecas lo tenían, mientras que otras no, y generalmente las que no eran mayoría-. Dame… Dame un minuto por favor –le dijo a la chica, aunque en realidad tenía la vista fija en el monitor de su computadora.

Hurgó en la base de datos y en los registros, en busca de libro, del autor, de lo que fuera. Nada. ¡Nada! Le dieron ganas de golpear su cabeza contra el escritorio; no lo hizo, por supuesto, porque quería conservar su empleo. Miró a la chica, dejándose caer en su asiento ergonómico de una forma de lo más confortable para ella, aunque cualquiera habría dicho que estaba despatarrada.

-Lo siento bonita, te he hecho ilusionar por nada –se disculpó, aunque el tono de su voz sonaba más a queja que a disculpa-. Ya donaré yo a este lugar un buen montón de libros, es impensable que no tengan algo tan ilustrativo... –se quejó a la vez que se cruzaba de brazos y hacía un mohín. Volvió a mirar a la chica, con una sonrisa algo apenada -¿Quieres algo más moderno entonces, no?